Contaminación atmosférica

La contaminación atmosférica es uno de los mayores problemas para la salud de los habitantes de las grandes ciudades. A pesar de ello, la percepción del problema no es general entre la ciudadanía. A menudo no se entienden las medidas tomadas para mitigar los niveles excesivos de ciertos contaminantes. Por ello, proyectos que fomenten la participación de los jóvenes, aportando conocimiento, tomando decisiones y pensando formas de cambiar nuestros hábitos, son claves para hacer una transición real hacia ciudades más sostenibles y saludables.

El transporte rodado es el principal agente contaminante de nuestras ciudades, ya que genera numerosos compuestos contaminantes que suponen un grave problema para la salud. En las ciudades cada día hay millones de desplazamientos en vehículos motorizados que contribuyen a aumentar la contaminación del aire con los gases que expulsan —sobre todo monóxido de carbono (CO) y óxidos de nitrógeno (NOx)—. Los vehículos también liberan partículas nocivas procedentes del asfalto, los neumáticos y los frenos, que son partículas finas en suspensión (PM) de diámetro inferior a 0,01 mm (PM10) y a 0,0025 mm (PM2,5).

Los sistemas de calefacción de comercios, viviendas y oficinas —plantas de combustión no industrial— son la principal fuente de emisión de óxidos de azufre (SOx), pero estos compuestos también son emitidos por centrales térmicas y la industria. Las actividades industriales, especialmente las obras, también generan muchas partículas en suspensión que son muy peligrosas cuando las respiramos. Otra fuente puntual de partículas en suspensión, pero en este caso natural, son las nubes de polvo sahariano. Hay otro tipo de compuestos, como los COVs —compuestos orgánicos volátiles— que son liberados al aire principalmente por el uso de disolventes y otros productos y, en menor grado, por el tráfico rodado y la industria. El transporte aéreo y marítimo también supone un elemento a tener en cuenta en la emisión de contaminantes.

Además, todos estos elementos pueden interaccionar entre ellos generando otros contaminantes, como el ozono troposférico o ambiental (O3), que procede de reacciones fotoquímicas entre los óxidos de nitrógeno y algunos COVs. Este gas no hay que confundirlo con el ozono de las capas altas de la atmósfera que, éste sí, nos protege de las radiaciones ultravioleta (UV) del Sol.

Los niños, las personas mayores y las que tienen problemas de salud —como asma, enfermedades del corazón o de los pulmones—, sufren más los efectos por la contaminación que otros ciudadanos. Se ha demostrado que el aire contaminado provoca cáncer de pulmón, tiene claros efectos en enfermedades cardiovasculares y respiratorias, contribuye a la aparición de asma y de diabetes, restringe el crecimiento fetal, ralentiza el desarrollo del cerebro y de la función pulmonar de los niños, y reduce la esperanza de vida. De hecho, se ha calculado que estos contaminantes son los causantes de al menos 15.000 muertes al año solo en España.

 

RECURSOS
Contaminación atmosférica y afecciones respiratorias
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Percepción pública y contaminación del aire
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Vídeos
L’aire que respirem, 2018. Jordi Vilardell (guió, realització i direcció). Barcelona: Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals (39 min.)
Webs
Calidad del aire. Ajuntament de Barcelona.
Plataforma per la Qualitat de l’Aire. Ecologistes en acció.
Pla de millora de la qualitat de l’aire de Barcelona (2015-2018). Ajuntament de Barcelona.